Claramente el mercado laboral favorece con mejores regalías a ingenieros sobre sociólogos o filósofos. Y es que en Chile se ha privilegiado la formación técnica por sobre la humanista. Aunque las razones son muchísimas, desde la presunción que se debe actuar rápido, la reflexión no es rentable, o queda a cargo del principal inversionista, técnico que cuenta con la habilidad para sortear los obstáculos que le presenta el sistema y junto a sus abogados se las ingenia para instalarse en el sitio que mejor le conviene en la oferta de sus bienes y servicios. Y el procedimiento está correcto desde su génesis en la intención de lograr un desarrollo económico. Así lo concibió pinochet.
Los políticos son sus relacionadores públicos, se mecen en la ola del bienestar hasta que algún problema les toca apenas la conciencia, para redactar una columna en algún diario, dar una entrevista o presentarse a algún programa de televisión. Y esta última acción de marketing es lo que más placer les entrega porque tiene toda la tribuna que necesitan y si logran decir y hacer lo correcto pueden captar las audiencias necesarias para seguir perpetuándose en el poder. Lo malo es que para algunos se transforma casi en una enfermedad que no se les quita con nada y se les vuelve en contra, pero es otro tema.
No hay nada más atractivo para un joven profesional dedicado al área social como un Techo para Chile, donde se cumple una misión con la conciencia, la iglesia, la universidad, los principios valóricos, etc., ser llamado a ocupar un lugar destacado en una campaña presidencial. Es atractivo por donde se lo mire. Al candidato esto lo posiciona en un elevadísimo lugar de promoción de valores, capta el voto perdido de la juventud y le da aire renovado a un decadente y moribundo discurso político. Es tan buena la idea instalada en la campaña de Frei y tan efectiva su implementación que el principal bando opositor copió la idea reclutando a un profesional con similares características en cuanto la noticia se hizo pública, pues esta acción no tiene lados flacos. No cabe duda que alguna de las hijas de don Eduardo, todas inteligentes y con la visión de los jóvenes aconsejó a su padre, aunque solo es cosa de escuchar a cualquier representante juvenil para acoger la idea.
El tema se vuelca en la falta de audacia de estas nuevas generación de profesionales y no me refiero a la arrogancia y búsqueda del poder, que de esos si que abundan, sino al poco atrevimiento en proponer nuevas herramientas cuando las viejas ya cumplieron su vida útil. Aún pecando de poco agradecido de aquellos muchachos que silenciosamente trabajan al amparo de algún movimiento musical o artístico, que funcionan como una válvula de escape, grupos creados por ellos mismos, sin recursos ni inversionistas sino solo con las ganas y la convicción de que las cosas no van por buen camino y se niegan a participar de la convocatoria de viejos perpetuados, acostumbrados, acomodados, etc.
Las nuevas herramientas que se deben poner en práctica no forman parte del mercado de oferta y demanda que domina hoy día, sino de una oferta y demanda por lo que la gente común y corriente añora, lo que está dentro de todos nosotros y que no lo vemos porque estamos sobrepasado. Los árboles no nos dejan ver el bosque.
Para allá va la carrera y en ese carro estamos todos, junto a los nuevos lideres que nos darán garantías de probidad. Gracias a sus curriculum y sus meritos serán reconocidos con el sueldo de 7 millones mensuales permitiéndoles estar a la par de sus colegas buscando eternamente cómo lograr la igualdad y la equidad que el país clama, mientras las riendas del país la llevan otros.